Sexo, dinero, poder y la venganza de lxs putas

Escrito el 12 de marzo del 2022, por Nany Guerrerx.

Si no aprendes a utilizar tu energía sexual,

el sistema la usará en tu contra.

– Nina Nina

Como activistas, miramos al exterior con ojo crítico y detectamos los sistemas de poder que nos rodean para abolirlos y/o transformarlos. Mirar hacia dentro y reconocer cómo estos sistemas de poder también se nos instauran y afectan nuestras relaciones, requiere de más análisis, compasión y perspicacia. 

¿Será que mirar nuestros privilegios, el poder que ejercemos y las opresiones que practicamos hacia otrxs es más difícil? Ser activista no significa nombrarnos desde un lugar más alto, más deconstruido, más privilegiado; de esas designaciones se alimenta el ego activista. Me parece que poco hablamos del poder que ejercemos en nuestras relaciones cotidianas: en el trabajo con lxs colegas o en el círculo activista; en nuestras relaciones sexoafectivas o con la familia. ¿Cómo cuestionar nuestras propias dinámicas de poder? ¿Cómo las reconocemos, nombramos, subvertimos?

Juegos de poder

Las dinámicas y juegos de poder son algo que experimentaremos muchísimas veces a lo largo de nuestra vida. Más allá de percibirlas como buenas o malas, o como algo de lo que nunca deberíamos hablar, se trata de saber cómo utilizar el poder a nuestro favor, cómo negociarlo, cómo relacionarnos él de formas distintas y no como el capitalismo nos ha enseñado. Que las personas ignoremos la importancia de la negociación es conveniente para el sistema, el cual necesita de trabajadorxs calladxs y sin restricciones, que desconozcan el valor de su trabajo, tiempo y  vida.

El sexo, el dinero y el poder están relacionados de muchas maneras y a lxs activistas se nos enseña a odiar a los últimos dos. Internalizamos la narrativa de que el dinero es la raíz de todos los males y que el poder corrompe. Muchas veces, crecemos tan alejadxs a realidades donde el dinero está asegurado, que se nos dificulta relacionarnos de forma sana y pacífica con él. Sea cual sea el caso, ignorar cómo se utiliza y comporta el dinero, el poder y/o la energía sexual nos enfrentará a muchísimos problemas en la vida. Particularmente en un mundo donde la mayoría de las cosas se mueven por dinero, sexo y poder.

Si desconoces el valor de tu trabajo, si no sabes pedir lo que quieres o poner límites, es muy probable que alguien lo utilice para su beneficio, explotándote de la manera en la que más le convenga. Y lo mismo ocurre en el terreno erótico/sexual. Por poner el ejemplo más sencillo: pensemos en cómo el capitalismo se ha apropiado de las narrativas del placer erótico/sexual para quitarnos poder, alienarnos y obedecer a sus intereses. ¿A qué personas y sistemas les beneficia que no tengamos dinero ni placer? ¿Qué no sepamos reconocer, disfrutar y utilizar el poder? No saber cómo comunicar y negociar lo que queremos y necesitamos, nos convierte en un blanco fácil. Los sistemas de poder manipularán, sin remordimiento alguno, nuestros propios deseos en nuestra contra.

Para mí, la negociación es un músculo. Es aprender a controlar tus emociones, es ganarle al impulso, es escuchar con atención, detener el tiempo, crear ambiente, generar curiosidad, reconocer las diferencias y convergencias, aprender a mediar, tejer juntxs, hilar, jugar, danzar.

En un mundo que nos enseña a crear relaciones desiguales, a joder o ser jodidx, a mantener el sexo, el dinero y el poder como temas tabús, ¿qué tal hacerle frente? ¿Qué tal reconocer que nos gusta el poder y aprender a trabajar de forma justa con él? Construir relaciones donde ganes tú y gane yo, donde nadie explote a nadie.

La venganza de las putas

“Dime que te molesta del trabajo sexual y te diré qué te molesta de tu trabajo y de tu vida sexual”, dice la trabajadora sexual y activista dice Chanelle Galant en su texto Fuck You, Pay Me. Sin importar si el trabajo lo hacemos con las manos, con los genitales o con nuestras ideas, todxs estamos vendiendo nuestro cuerpo, de una forma u otra. Todxs somos putas del sistema mientras vivamos en él. Y a todxs nos vendría bien ahondar en cómo estamos explotando nuestrxs cuerpxs: cuáles son nuestras condiciones laborales, nuestras remuneraciones, a quiénes beneficia y a costa de qué…

Georgina Orellano, reconocida puta feminista y activista por los derechos de lxs trabajadorxs sexuales, citó  recientemente a la socióloga Eva Illouz en sus redes: “Las relaciones sexuales nunca son simplemente entre dos cuerpos, sino que también son una representación de las jerarquías sociales y de las concepciones morales de una sociedad.” 

No mucho después, mi amiga, Marian Rocha, alias Mrs. Murciélago, chamanatrix y educadora sexual, también publicó: “El amor es un negocio”. No podría estar más de acuerdo. Hay ciertas cosas, ciertos momentos, donde no puedo evitar pensar: tú, a eso, le llamas amor; yo le llamo trabajo no pagado. Me parece que al sistema y a muchas otras personas, no les está cayendo muy en gracia cómo vamos retomando poder sobre nuestro erotismo y nuestrxs cuerpxs; escapándonos de las narrativas del amor y el sacrificio para explorar la autenticidad de nuestros afectos y deseos, más allá de las captaciones del sistema. 

Yo, Nina, con cada reflexión, taller o charla que comparto o me comparten sobre sexo, dinero y poder – entre amigxs, amores y compañerxs – puedo observar e internalizar cómo se van desintegrando las evocaciones de explotación capitalista para abrir paso a una vida más placentera. Más justa para mí mismx.

Nos invito a profundizar en nuestro análisis de placer, dinero y poder como una práctica antisistemas. Es la venganza de las putas. Las putas que quieren todo el dinero, todo el placer, toda la justicia. Aprender a trabajar con nuestra energía sexual, con el poder y con el dinero, puede parecer infinito e intimidante. De alguna manera, nos enfrenta a nuestros propios traumas, a la profundidad de nuestras complejidades o a la complejidad de nuestras profundidades. Sin embargo, el proceso puede ser amoroso, divertido y placentero. Entre compas, entre amigxs, entre amores. Entre juegos y risas, entre llantos y alegrías.

Apuesto a que nuestra venganza será deliciosa, sensual, ardiente… furiosa y alegre. No hay revolución social sin revolución sexual. Nuestras reflexiones sobre el poder vendrán acompañadas de harto placer.

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