El temazcal: baño de sabiduría, reflexión y sinergia con el Universo.

Escrito el 28 de septiembre del 2022, por David Nino Corredor.

Solemos darnos cuenta de lo sucedido cuando ya pasó. 

Nuestra aventura para vivir nuestro primer temazcal inicia un domingo a las 3 y 30 de la madrugada partiendo de Bogotá, eran de esos días que no sabes a qué vienes al mundo, que ríes, sueñas y miras la carretera con nuevos ojos, de fondo música de los 80´s o tal vez de los 90´s nunca se sabe a ciencia cierta estando al BORDE.

Llegando a la finca, ya habían transcurrido alrededor de 6 horas de viaje,  se camina cuesta arriba, el aire que entra a tus pulmones es diferente, tal vez percibes de otra forma el gran verde del bosque frente a uno; tal vez él lo recibe a une como a alguien  un poco ortodoxo, pero todo en el marco de sentirnos, seguimos caminando y exhalando con muchas expectativas e incluso dudas, pero con la certeza y  seguridad de realizar nuestra primera práctica de autocuidado transfeminista  con el equipo de Mujeres AL BORDE, del cual soy parte.

Lo primero en observar al llegar arriba, es esta peculiar estructura, con cierta forma de huevo, con su reducida entrada central, pequeña, no muy alta y de barro, a un lado las más viejas  piedras “abuelas” cargadas de fuego,  energías, de tiempo y poderosos conocimientos de nuestrxs ancestrxs.

Ardiendo, Sudando y Sanando.

Se inicia un pequeño fuego, una fogata pequeña pero poderosa, que comienza a irradiar su energía alrededor; cuando ya es grande la llama, llegan las piedras( las abuelas) para nutrirse y activarse  del poder de las brasas, se van acomodando para que el calorcito llegue a todas, bajo el cuidado, la magia y el acompañamiento de Xochi, una Maima que nos acompañó y protegió durante la ceremonia del temazcal.

Tomamos semillas saludando a los seres terrenales en todas las direcciones, así mismo a los seres celestiales, llamándoles a nuestra compañía, a traer sanación, nuestra madre tierra también es saludada y de ella nos acompañamos.

ingresando de forma tranquila al temazcal a este vientre que nos permitirá sanar y renacer nos vamos sentando; se siente el fluir de la tierra por medio del suelo, entran las abuelas, las cuales saludamos con respeto y amor, se cierra la puerta, la oscuridad llega a nuestros ojos, inicia el vapor de las abuelas que van entregando su energía sanadora.

Los cantos de sanación comienzan a llegar melódicamente a nuestros oídos que van danzando con el fuerte vapor y el deseo de sanar.

Sanar tal vez duela, ya que nos acercamos de nuevo a lo que nos atormenta, pero se hace más llevadero cuando cantas para que todxs sanemos, por que si ellxs sanan, tú sanas. Con la llegada de más abuelas, sube más el calor y la intensidad y es de esta forma como te vas entregando a tu vibración corporal y espiritual, resuena todo tu ser, tu aliento se vuelve de mucha energía casi más caliente que el vapor que llega a tu cuerpo. 

Ya sin aliento, pero ligerx como una pluma, después de extremos cambios de temperatura al son de nuestra propia música, terminamos dando infinita gracias por esta sanación necesaria para todxs y para el mundo; desde dentro de nuestro ser gritamos y anhelamos por que la sanación llegue a ti de la forma más cósmica y tibia a esas heridas que no entendemos pero que cargamos.

Al salir, la luz llega a nuestros ojos como si viéramos colores que irradian energía, matices, el cuerpo liviano pero vibrando, nos dice que se ha iniciado un camino de perdón y sanación, sin importar nada nos abrazamos diciéndole a nuestra madre tierra y espíritus que deseamos ser hermanos e intentaremos sanar y llevar amor a todxs. 

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