La soledad es un sentimiento del cual escapamos sin darnos cuenta, le tememos, la satanizamos, la indignificamos.
Hace un año me dí la oportunidad de asumir mi soledad y aún más mi Soltería como un aprendizaje y un viaje al interior de mí y las múltiples galácticas que me habitan.
En el camino encontré la hermosa oportunidad de construir desde Multitudes Al Borde el proyecto comunitario de
Mujeres AL BORDE apoyado por la
Global Fund for Women junto a
Clau Corredor y
Ana Lucia un escenario para conversar y cuestionarnos con otras personas el amor y sus múltplicidades de vivencias… El reto era difícil: ¿Cómo sentar a hablar a personas despechadas, desengañadas y rotas del <3 sobre su libertad y encontrar formas para no morir de amor???
#SolteronasIngobernables fue la respuesta: para hablar del amor es necesario hablar primero de nuestra relación con nosotres, del miedo que tenemos a levantarnos, desayunar, caminar, tomar el bus, andar en bici, hacer el almuerzo, tener sexo, explorar la cuerpa, ir a cine, salir a bailar, practicar la eroticidad únicamente con NUESTRA PROPIA COMPAÑÍA…
Lo intentamos todo: reir, bailar, cartografiar la

, hablar, masajiar, echar parafina, crear canciones, tomar fotos, pintarnos las cuerpas, esparcir mirella, hacer rituales en el río, en la piscina, tener una cita con 15 personas al tiempo…
Y efectivamente hoy puedo decir que siento mi

sana, limpia, transitada, ritualizada, tranquila, abrazada, amada, autosanada y muy libre, en una disposición total de no entregarle a nadie mis miedos ni cargar a nadie con mis responsabilidades de cuidado. Siento que me reconcilié con mi Sol, mi Sol-tería!!!
Aprendí por ejemplo que el amor siempre se multiplica y nunca se divide, que sin ser clavocéntricas es posible que un clavo saque a otro clavo y que la vida es como una pollería.
Agradezco a mi maestra permitirme encontrar-nos, unirnos, juntarnos, senti-pensarnos, trasbiscocharnos, multiplicarnos, autocuidarnos, sanarnos y aprendernos tanto…