Bitácora Semilleros en el Ciberespacio
Escrito el 30 de abril del 2021, por Nany Guerrerx.
Plantar una semilla (parte 1)
He recordado varias veces la frase:
“En el centro del activismo estoy yo”
Dani La Waira (Ecuador)
La revolución es un placer y es un placer hacer la revolución. Qué maravilla poner el cuerpx, la mente, el corazón… Y ¡aah! El autocuidado, ¡qué palabra tan chistosa! Pero si para hablar de autocuidado unx tiene que tener las necesidades básicas cubiertas al menos, ¿no es cierto?
¿Porque somos tantxs lxs activistas cansadxs y enfermxs? ¿Por qué apenas y tenemos tiempo para convivir con nuestrxs amigxs y familia? ¿Por qué está tan descuidada nuestra salud física, emocional, mental y espiritual? ¿Por qué de momento hemos querido dejar de ser activistas? ¿A qué le llamamos cuidados y sanación? ¿Es relajarnos en el mar entre las olas? ¿Es ponernos un cuarzo en la frente? ¿Es una receta o un diagrama? ¿Es un orgasmo o una fruta? ¿Es una mascarilla o un mantra? ¿Qué no eso del autocuidado es privilegio de gente neoliberal? ¿A qué nos referimos cuando hablamos de cuidado y sanación transfeminista?
Cuidar a quienes cuidan resuena desde hace años en los movimientos, y aún muchxs de nosotrxs desconocemos qué implica cuidarnos o se nos dificulta aplicarlo a la realidad de nuestras ocupadísimas vidas activistas. Incluso pareciera que tener momentos de descanso va en contra de lo que debería ser un activista: inagotable, fuerte, poderosx, siempre disponible, siempre alegre, o siempre enojadx, pero siempre ahí, presente, inquebrantable. Entendemos la necesidad e importancia del cuidado pero ¿qué estamos haciendo en nuestras prácticas para integrarlo? ¿cómo nos cuidamos dentro de nuestros colectivos y organizaciones? Y, sobre todo, ¿existe la posibilidad de trazar sanaciones transfeministas? ¿Cómo imaginamos los cuidados sexodisidentes?
Semilleros en el Ciberespacio es un encuentro virtual organizado por Mujeres Al Borde donde, 36 activistas prioritariamente de Mesoamérica, emprendemos un emocionante viaje hacia los cuidados y la sanación. Juntxs realizamos intercambios, tejemos afectos, saberes, alianzas; exploramos metodologías para producir colectivamente un diagnóstico en torno al autocuidado y la sanación.
¡La fase semilla ha comenzado! En medio de mucha alegría, curiosidad y juego, disfrutamos de unos primeros encuentros para conocernos mejor y poner en marcha el diálogo. Nos compartimos oído, palabra, dolores, cansancios, punzaditas y mordidotas. Nos hemos sentado a meditar, a hacer memoria, a performear y respirar. Nos reconocimos a través de los ciclos de nuestros activismos, en nuestro andar y nuestro transformar. Y después de estos encuentros, nos preguntamos…
¿Cómo estás, compañerx?
En serio… ¿cómo estás? El cuerpo siempre es un buen punto de arranque. Es el primero que se queja y grita cuando necesita. No da treguas. Cobra factura a corto, mediano y largo plazo. ¿Cómo están lxs cuerpxs de lxs activistas sexodisidentes de Mesoamérica? ¿Están sanxs? ¿Están cansadxs? ¿Están enfermxs? ¿Están en riesgo? ¿Cómo nos sentimos respecto a nuestro propio cuidado?
Andy (México) compartió sobre la (re)activación de la consciencia del cuerpx-entorno. Había estado padeciendo malestares en el sistema digestivo y el ejercicio de (re)pensar-sentir su cuerpx, su quehacer y sus luchas le ayudó a hacer la conexión entre su malestar físico y la relación con su entorno. “¿Qué cuidados y límites necesito reactivar y reestablecer? ¿Qué activo y qué desactivo?”, se pregunta.
El compañero Washito(Ecuador) se sentía afectado por cómo veía su autocuidado: “Había tratado de ser respetuoso conmigo misme en mi trabajo, pero el día a día borra algunas cosas e impone disciplinas que vienen de órdenes, mensajes, correos y procedimientos que al final benefician a la organización en detrimento de las personas”. Durante un ejercicio de los ciclos vitales de nuestros activismos, Washito compartió que se conmovió al ver cómo se había apartado de su activismo al punto de llegar a odiarlo. “Varios años de descuido me han causado incluso problemas de salud que, luego del taller y de volver a mirarme con cariño, han ido desapareciendo”.
Lxs Súper Activistas Invencibles
Aprendí que no está mal pensar en une misme
y que ¡eso no te quita lo activista!
–Judith Gustavo (Ecuador)
Aprovechamos el espacio para revisar algunas expectativas y narrativas del activismo que afectan nuestras vidas: poner el cuerpo y entregarse, hacer revolución aunque nos cueste la vida. No importa la hora, no importa el lugar, ¡hay que darlo todo por el activismo! ¡Aunque unx se quede sin nada! Qué importa que no tenga dinero, salud, comida, estabilidad… ¡lxs grandes activistas sacrifican su vida por la lucha!
Aunque Tiago (México) tenía la idea de que el activismo no es morir por la causa, reconoce que son discursos que están instaurados y promovidos en las luchas sociales. Que muchas personas lo replicamos y pensamos que eso es lo que hace a un buen activista: su capacidad de sacrificio.
Natalia (Guatemala) está de acuerdo. Anota que son muchxs lxs activistas que dejamos a un lado el autocuidado por las luchas. Le resuena mucho que la flojera es anticapitalista y reconoce que descansar, priorizar la salud y nuestras relaciones, también es una forma de revolucionar ante un mundo que mide nuestro valor en base a la productividad.
Me llevo el reto de poner en mi lista de autocuidado el ‘no hacer’:
una atención más sutil al performance de activista todopoderosx
que a menudo se apodera de mí.
– Mia (México)
Sobre esa performatividad del activista súper invencible, Lucía Rosales (Guatemala) se pregunta si, al hacer activismo ¿se alimenta nuestro ego y nos subimos a un pedestal o se alimenta nuestro ego porque sentimos que cumplimos con nuestra responsabilidad de humana en la tierra? ¿Cómo continuar haciendo las paces con nuestros privilegios y opresiones? Yinna (Colombia) compartió que es un reto enfrentar sus miedos y confrontarse cuando se olvida de sí misma por pensar en lxs demás. Así mismo, para Lia (Honduras) es importante reconocer que debe cuidar de sí porque si no, no podrá hacer nada y además siempre estará estresada, deprimida y con insomnio.
Por otro lado, a Río (México) este espacio le dejó una sensación de agradecimiento y calma consigo mismo y con quiénes ha compartido el camino de la lucha social. “Fue cómo darme palmaditas en la espalda y decirme ‘tranquilo, has hecho lo que has podido’. Y no de una forma condescendiente, si no como un reconocimiento a mi trayectoria como individuo, como defensor social, como sobreviviente de tortura, como mujer, como lesbiana y ahora como una persona transgénero”, puntualizó.
Finalmente Ana (Colombia), quien facilitó este espacio junto con Nany (México), cerró una divertida trivia donde remiramos y bromeamos con nuestra “invencibilidad”, recordándonos que para ser lxs verdaderxs activistas súper invencibles por mucho tiempo, teníamos que cuidarnos, individual y colectivamente.
Del autocuidado a los cuidados colectivos
Sara (Colombia) nos recuerda lo importante que es ser visible, no sólo como proyecto individual; sino como una labor para ser más tranquilamente. Daría (Ecuador) señala que la intención del cuidado es que también se convierta hacia lo colectivo. Que nos sea posible colectivizar el duelo, el dolor, la alegría, la furia… Este primer encuentro sirvió para mirar como, aunque no nos conozcamos, compartimos ciertos sentires porque nos conecta profundamente nuestro caminar.
“Fue un abrazo colectivo, siempre es un aprendizaje escuchar otras voces, fue encender un primer cerillo para transformar y transitar”, agregó Ixchel (México). Ju (Honduras) coincide con lo del abrazo colectivo. Pero menciona que también se sintió como un abrazo a sí mismo, a su propio camino, el poder reconocer sus tránsitos sin culpa. Proceso importante para vaciarnos y hacer espacio para nuevos procesos.
Semillas de sanación y cuidado transfeminista
Sanar no es un proceso lineal, sanar es un proceso complejo. Donde hay altibajos, pausas, torbellinos y hasta terremotos, pero también hay ríos, nubes, tierra y calma. Karen (Guatemala) hizo mucho énfasis en la importancia de poner límites en el proceso de sanar y cuidarse. “Ese es mi aprendizaje”, compartió, “comprender que no puedo con todo, que hay cosas que no me corresponde hacer”, pues tal como dice Daría (Ecuador), se trata de la posibilidad de pensar críticamente el cuidado. “Todos los días nos estamos cuidando de formas diversas, pero no somos conscientes de que eso es un proceso para fortalecer nuestra potencia”, concluyó.
Después de estos interesantísimos encuentros entre activistas, nos ha quedado claro que tenemos más preguntas que respuestas. ¿Cómo nos cuidamos lxs activistas sexodisidentes de Abya Yala? ¿Cómo imaginamos una sanación transfeminista? ¿Cuáles son esos cuidados y formas de sanación que no hemos explorado? ¿Qué otras formas de cuidado y sanación colectivas imaginamos para nuestras comunidades sexodisidentes, indígenas, negras, marrones, periféricas, torcidas? ¿Qué rol juegan nuestras identidades en los cuidados?
¡Y qué emocionante saborear con lo lejos que pueden llevarnos nuestras reflexiones! Las palabras de Muñeca (México) hacen eco en estos días: “¡Yo sólo quiero decir que me uuurge el próximo encuentro!”. Y no se equivoca, es una urgencia. El autocuidado y la sanación transfeminista son una urgencia en nuestros movimientos. Y basta sembrar una semilla para comenzar.