Mi experiencia en Queer Teatro Las Aficionadas
Escrito el 2 de mayo del 2017, por Al Borde.
Reinventarme y fluir… en el teatro y en la vida
Para empezar fue en la Escuela Queer Teatro Las Aficionadas (2016), que decidí tinturarme por primera vez el cabello y hacerme dos perforaciones, una en la nariz y la otra en la mitad de los montes de venus. Muy a pesar de que esta última fuera expulsada de mi cuerpa en medio de un ejercicio de improvisación en donde simulábamos ser animales atraídos, salvajemente por el amor.
Y claro… ahora que lo siento, las historias amorfas también marcaron una pauta importante en mi proceso. Porque allí tuve la oportunidad de armar La Show aún antes de ingresar a Queer Teatro. Encontrar la amora -sin dramas-, comprender que el placer y el amor también se besan en una historia de Solteronas Ingobernables, para luego fluir con la inmensidad de una mándala en Primavera… a quien podría denominar como mi amor medicina.
El sentir se posiciona como protagonista – o por lo menos se intenta- y el pensar va siendo menos necesario a la hora de improvisar o de ser espontanexs, no solo en el teatro sino también en la vida. Reinventarse, fluir y ser quien se quiere en la vida, algo que no depende de una carrera profesional, del dinero o del discurso, sino de lo que nos hace sentir bien en el AHORA.
Y así una va entendiendo que para dar vida no solamente se requiere “parir”, sino que también lo hacemos construyendo un personaje, despertando su sentir en el nuestro -como Silvia en Memorias Vivas-, escuchando su voz y aceptando sus virtudes y desgracias con admiración y respeto. Indagando, relacionando su vida con la de una persona cercana y tratando de tocar la sensibilidad del público como lo haría la verdadera protagonista de la historia. ¿Cuánto tiempo vivimos al lado de unx personaje? … son de esos amores intensos que duran poco, pero que van dejando un poco más de conciencia en el cuerpo y la sensibilidad.
Queer Teatro: Aprender con una camada de gente rara y linda
Del hacer ridículo desde el miedo y el ser importante desde el ego, me quedo con las ganas de aprender desde el amorfo, o como diría yo: “venga ver y miramos que nos dice la universa y hasta cuando lo quiera la universa”.
Se van quedando los aprendizajes de seres intergalácticos, o más bien, la camada de gente linda que enseña amorfamente y le va toriando los miedos a una con la terapia de la risa y de la confianza. Se va encontrando la sonrisa que se había reportada como perdida, y se aprende hasta a manejar la ansiedad.
Hablamos con diferentes acentos, arremedamos a la gente decente, “trasvizcochamos” el lenguaje y armamos la show en donde haya mucha gente con la cará-tula de libro de historia de Colombia y/o con subtítulos machistas, clasistas, racistas, lesbofóbicxs, transfóbicxs, y como tal gente “sin gracia”. Eso si nosotrxs nos abrazamos, nos pikiamos, nos amamos y nos acompañamos en esta gran obra de teatro llamada VIDA… de manera intermitente o permanente, dependiendo del gusto de cada paciente.
Reímos, lloriquiamos, nos consolamos, actuamos, comemos, nos burlamos de “casi” todo y vamos aprendiendo a buscar nuestro centro… que no es cosa fácil. Quizás a partir de este tipo de Artivismo es que una va encontrando los caminos hacia la reconciliación con unx mismx. Se va reconociendo, aceptando y perdiendo el miedo a la libertad de ser. Aquí caben todos los estados, todxs lxs perdidxs, invisibilizadxs y rares.
Con mucho amorfo a lxs seres bellxs: KAERI RUIZ
Foto de Kaeri. Archivo Mujeres Al Borde