Menstruantes

Escrito el 9 de febrero del 2022, por Nany Guerrerx.

Menstruar es una experiencia distinta para cada persona. Hay quien siempre tuvo miedo de tocar su propia vagina o de introducir algo en su cuerpo porque le dijeron que era impuro. Hay quien aprendió sobre menstruación cuando lxs niñxs de la escuela cuchicheaban en los pasillos, comentando que alguien se había manchado. Para algunxs menstruar fue una experiencia de ruptura con su vivencia del género y la imposición dolorosa del “deber ser mujer”… Algunas personas tuvieron acceso a tampones o a una copa menstrual y otras aprendieron a lavar sus toallas en silencio. En nuestras diversas realidades latinoamericanas, ¿qué significa menstruar para la comunidad sexodisidente?

Leka (Guatemala) y Martín (Colombia) son dos sanadorxs que han puesto sus ojos, oídos y corazón en la diversidad de estas experiencias para generar espacios donde la comunidad sexodisidente pueda nombrar los dolores y alegrías de menstruar. Ambxs facilitaron un espacio de escucha, compartir y reflexión en Semilleros en el Ciberespacio para activistas que queríamos explorar a profundidad nuestra relación con el cuerpo y los ciclos menstruales, donde compartimos las memorias de nuestrxs cuerpxs y las vivencias de menstruar en nuestros territorios.

Menstruación y culpa

“En mi primer recuerdo de menstruación, detecté un sentimiento que apenas pude nombrar, apareció mi papá, antes de tener la menstruación teníamos un vínculo muy lindo; disfrutaba mucho mi masculinidad con él. Jugábamos fútbol, basquet, pescábamos… Cuando tuve la menstruación, mi papá se alejó. Y yo sentí culpa. Porque sentía que era algo que yo había provocado, que me estaba convirtiendo en otra cosa, creciendo.” Leka (Honduras)

Ana Lucía (Colombia) activa el micrófono para relatar una memoria: “Tengo un recuerdo profundo que asocio con la vergüenza. Mancharse era terrible, era uno de los grandes temas en esa etapa, a los doce o trece años. Todxs sabían cuándo le llegaba el periodo a alguien en el salón. Pero algo que me parecía bonito era la complicidad alrededor de la intimidad del cuerpo. A veces las niñas te tocaban el hombro y te pasaban un papelito que decía: ‘¿tiene una toalla?’ y nos pasábamos el papel y la toalla entre todas”

Karen (Guatemala) expone que quiere transformar el miedo que se ha alojado en su cuerpo por tanto estigma y la culpa. Que quiere por fin ser la que quiere ser. “Yo quiero comprender en mi cuerpo cuáles son los dolores, porqué se presentan y sembrar la semilla de la sanación para mí y para todas, todos, todes”, sostiene.

Menstruación y cuerpxs trans

Cuando las personas de la comunidad sexodisidente decimos que existen miradas colonizadoras sobre la menstruación es porque muchxs llevamos años escuchando el discurso de la maravillosa experiencia de ser mujer, el regalo de ser y dar la vida, porque ser madre es lo mejor que te puede pasar en el universo.

Nany (México) se suma a la conversación: “Me siento muy identificade con lo que dice Andi. Incluso ahora, a esta edad, intento resignificar mi menstruación o transformarla, porque además tengo periodos muy dolorosos. Tomar pastillas no me gusta, la copa no me gusta, no me gustan los tampones, las toallas… Me duele saber que estamos en esta época tan avanzada en tecnología y no hay nada que haga que las menstruaciones sean más cómodas y más económicas. Hay un capitalismo muy cruzado en la menstruación.”

“En mi caso, siento que con la menstruación también me enfrentó al capitalismo”, agrega Martín (Colombia) “Pero además un capitalismo cis. Es una mierda, no hay muchas opciones para las cuerpas disidentes. Pegarle toalla a la ropa masculina es una mierda. ¡Terminas con la toalla en la espalda!”

¿Cuál es la mejor forma de acompañar la menstruación de lxs cuerpxs trans? ¿Cuerpos que se están hormonando con testosterona o que están pasando por otros procesos de transición? ¿Y los embarazos o abortos de personas trans? ¿Cómo tejemos narrativas fuera de lo sagrado, de la imposición religiosa, de los convencionalismos sociales, del capitalismo y el marketing devorador?

Violencias y discursos que oprimen

“Yo quiero sembrar descanso, aprender a parar, a no hacer nada, dejar de correr todo el tiempo. Suficiente con las vidas caóticas, quiero mucha paz y la merecemos! Nany (México).

“Yo quiero quemar la mirada médica estandarizada que muchxs recibimos a la hora de tratar y enfrentar condiciones”, dice Mia (México). “Tengo una condición similar a la endometriosis y hay todo un tema de imposición de la maternidad como la solución. Me dicen cosas como ‘eso te pasa porque no tuviste hijes’, y a veces falta escuchar sobre los caminos que yo podría estar eligiendo. Me presionan para tomar hormonas y siempre me pasa por la cabeza que qué sería si nos las dieran cuando las pedimos. Hay como una doble moral muy fuerte y cabrona”, manifiesta.

La violencia no sólo viene del personal de la salud, sino también de nuestras familias y amigxs que insisten en replicar los discursos de cisheterocapitalismo para hacernos creer que el fin último de menstruar es tener hijxs. Y, por supuesto, patologizar y satanizar cualquier condición que desarrollemos a partir de no seguir los caminos del cis-tema. “Hay que transformar la creencia de que la autogestión de la salud es irresponsabilidad”, concuye Mia (México)

Resignificar el periodo

¿Existen formas de sanar nuestra relación con la menstruación desde la sexodisidencia? ¿Cuáles son las alternativas? No hay una respuesta única. El tema es muy intenso, tiene muchas tramas”, expresa Leka (Honduras). “La relación entre placer y dolor, la ciclicidad, la conexión con la luna, las enfermedades específicas de la menstruación…”

“Me estoy acercando a la premenopausia” expresa Ana (Colombia). “Ya tuve los primeros síntomas. Cuando me iba a llegar el periodo la primera vez no lo quería, antes que se vaya del todo, quiero sembrar mi conexión con las menstruaciones que me quedan, aprender a vibrar con la luna, con mi ciclicidad, conocerla, celebrarla, honrarla…”

Las menstruaciones son diversas, tanto como las identidades y vivencias. La escucha y el encuentro son puentes para conectar entre nosotrxs y reconocer que la diversidad merece su propio espacio, que tenemos que crear nuestras propias herramientas de educación y generar pedagogías más amorosas con las transformaciones. Si en la educación menstrual se ha colado la culpa o la repulsión, alterémosla desde la risa, el juego y el placer.

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